jueves, 10 de marzo de 2011

División Internacional del Trabajo


 por Juventud Militante Socialista

   Tal como dice Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América latina la división internacional del trabajo tiene un significado mucho más profundo que el simple hecho de que algunos países sean elaboradores de materia prima y otros manufactureros; esta división nos muestra día tras día, año tras año y siglo tras siglo que el mundo esta particionado en dos: los que tienen que ganar y los que tienen que perder.
 

  
 Desde los comienzos de la conquista europea en Latinoamérica que nos encargamos de proveer de combustible al motor inescrupuloso del capitalismo de la 1/3 parte del mundo que maneja la economía de todos. Proveemos no solo de materias primas sino también de recursos humanos. Paradójicamente esa 1/3 del mundo que vive en una constante opulencia gana mas dinero consumiendo lo que nosotros producimos que lo que nosotros ganamos produciéndolo. Esto ha sido así, desde siempre.
      Hacia fines de 1970 la población de América latina ascendía a 280 millones de habitantes. De ese total, 50 millones están desocupados o subocupados comprendiendo entonces un 18% de la población total. 100 millones, es decir un 37% son analfabetos y la mitad de la población total vive en viviendas precarias que no cubren ni siquiera lo que Maslow definiría antes como una “necesidad secundaria de seguridad”. Mucho menos entonces estas personas tienen para darle de comer a sus hijos. Aquí encontramos entonces eldesalentador (para utilizar un término burgués) dato de que en América latina muere de hambre un niño cada un minuto.
      Estos datos nos llevan a sacar la conclusión de que dentro de una época la población de este territorio superara con un amplio margen los 700 millones de habitantes, de los cuales la mitad será menor de 15 años. Como decía Galeano, una bomba de tiempo.
      He aquí la brillante solución de los grandes imperios mundiales (por no decir solamente de los EUA): si los países no pueden garantizar una renta per capita acorde a las necesidades de su población, implantemos una política de control de natalidad. Aquí tenemos entonces un propósito más macabro y criminal. Es claro mencionar que si la población de los países pobres crece, la desigualdad de estos mismos países crece. Exponencialmente el descontento popular aumenta lo que conlleva irremediablemente hacia un sentimiento de revolución e insurrección. Estos dos conceptos, como ya ha quedado claro tras la revolución cubana en 1960, proponen un riesgo enorme sobre el control que ejercen los países del primer mundo sobre los subdesarrollados. Entonces es en “ América latina mas higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles”.

      Es por esto que se respiran aires de revolución. Nos quieren hacer creer que el comunismo revolucionario de principios de siglo ya está obsoleto, que no se puede convocar a la insurrección popular porque el pensamiento de la población ha “evolucionado”. Acuérdense que ustedes mismos, en uno de los tanto pensamientos fascistas dijeron el cerebro de los latinoamericanos tiene un rendimiento 25% menor que el de un norteamericano. 
     
      Ya lo demostraran los hechos en las décadas subsiguientes.

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